lunes, 21 de diciembre de 2009

Hefesto, feo, lisiado y cornudo.

Hefesto, para los griegos y Vulcano para los romanos, era el dios del fuego, por lo tanto también lo era de los herreros, los artesanos, los escultores, y también del metal y la metalurgia pero a diferencia de los demás dioses éste era feo y estaba lisiado.
Hefesto era hijo de Zeus y de Hera pero hay otras tradiciones, en la hesiódica se pretende que Hera lo engendró sola, despechada por el nacimiento de Atenea que Zeus había traído al mundo sin intervención de mujer, y que luego Hera lo confió a Cedalión de Naxos para que le enseñase a trabajar los metales.
Para explicar su cojera, en la Ilíada, la más corriente, se dice que Hera discutía con Zeus acerca de Heracles, Hefesto salió a defender a su madre, pero Zeus lo cogió por un pie y lo precipitó fuera del Olimpo. Hefesto estuvo cayendo un día entero, hasta que al final cayó en la isla de Lemnos, donde quedó maltrecho, casi sin respiración. Fue recogido por un pueblo tracio, los Sintios, quienes lo reanimaron, pero quedó cojo para siempre.
Otra leyenda se narra también en la Ilíada: Hefesto ya era cojo de nacimiento y su madre, avergonzada, decidió ocultarlo a la vista de las demás divinidades y lo arrojó desde lo alto del Olimpo. Cayó en el Océano donde fue recogido por Tetis y Eurinome que le salvaron la vida y lo criaron durante nueve años en una gruta submarina.

En el transcurso de estos años forjó y fabricó para ellas numerosas joyas y siempre les estuvo agradecido por sus bondades. Pues bien, se ha intentado conciliar estas dos versiones imaginando que Hefesto, lanzado por Zeus, no había caído en Lemnos, sino en el mar, donde había sido recogido por las diosas marinas.

Para vengarse de su madre por haberle precipitado desde lo alto, Hefesto fabricó en secreto un trono de oro, en el que unas cadenas sujetaban al que se sentase en él, y lo envió a Hera. Ésta se sentó y quedo inmovilizada. Hefesto puso como condición para liberarla que se le permitiera volver al Olimpo y contraer matrimonio con Afrodita.

Sin embargo, ésta le engañó con Ares, dios de la guerra. Para vengarse, Hefesto, hizo una red metálica irrompible y la colocó alrededor de su cama, de este modo Afrodita y Ares quedaron atrapados en ella. Hefesto los mostró ante todos y no los liberó hasta que prometieron acabar con su romance, pero estos posteriormente rompieron su promesa.